Teoría X y Teoría Y de McGregor
Teoría
X y Teoría Y representan dos actitudes que agrupan distintas concepciones y
prácticas con relación a la gestión de las personas.Gestión X Y
Douglas
McGregor (1960), describe estas dos perspectivas respecto a las personas frente
al trabajo, distinguiendo sus características diferenciales.
Según
la orientación predominante, se tenderán a aplicar distintos esquemas de
liderazgo en la gestión de las personas.
Antes
de abordar la exposición del enfoque de McGregor, es conveniente revisar
algunos precedentes.
Frederick
W. Taylor y Los Principios de la Administración Científica
Los
modelos dominantes en la actualidad para la organización del trabajo están
fuertemente influidos por los principios expuestos por Frederick Taylor, cuyo
primer libro, The Principles of Scientific Management, fue editado en 1911.
Coincide su publicación con el inicio de la producción industrial a gran
escala.
La
dirección científica de empresas se fundamentaba en la división del trabajo.
Por una parte, las funciones de planificación y ejecución se separaban
totalmente. La planificación, y su responsabilidad, pasaba a manos exclusivas
de los directivos. Mientras, la ejecución era actividad y responsabilidad de
los trabajadores. Éstos quedaban desposeídos de la necesidad de “energía
intelectual” para realizar su trabajo. De hecho, las tareas eran simplificadas
al máximo, lo que facilitaba el control por parte de la dirección. Y hacía poco
menos que imposible cualquier intervención por parte de los operarios.
Partiendo
de una medición objetiva del tiempo necesario para realizar una tarea, se
disponía de una muestra para la medida del rendimiento. Tomando como referencia
el tiempo necesario para producir un número de piezas, se introdujo un sistema
de remuneración, que perfeccionaba el conocido destajo, basado en la doble
tarifa por pieza. Esto se traducía en una remuneración, por pieza, inferior
hasta que se llegaba a una cantidad programada, pasando a ser
significativamente superior cuando se había rebasado dicha cantidad. Se resolvía
así la “tendencia natural a tomárselo con calma” (Taylor, 1911) de los
trabajadores.
Estaba
presente una concepción mecanicista de las tareas realizadas por los
trabajadores. Se les consideraba como un elemento más del proceso productivo.
Con capacidad para diferentes movimientos mecánicos y repetitivos, pero sin
necesidad de pensar respecto a sus ocupaciones. Sobre esta base, se determinaba
cuál era el mejor sistema para realizar un trabajo. La obtención de este
sistema se daba mediante estudios de tiempos y el análisis de movimientos.
Taylor
defendía la prosperidad de empresarios y trabajadores. Argumentaba que un
incremento en la productividad beneficiaba a ambos, en tanto que los
empresarios obtenían mayores beneficios, los trabajadores ganarían más dinero
como consecuencia de su mayor rendimiento.
Las
ideas de Taylor fueron innovadoras en muchos terrenos. Con aportaciones como el
desarrollo de métodos de trabajo fundamentados en el análisis de tareas, la
selección y formación de los trabajadores para realizar adecuadamente éstas y
el reconocimiento de que los objetivos tenían que ser claros y entendibles por
parte del personal que había de llevarlos a cabo. Si bien su enfoque era
simplista en cuanto a la creencia de que la única motivación era la económica.
La
dirección científica de empresas provocó notables incrementos en la
productividad de las empresas, por lo que atrajeron fuertemente la atención,
siendo aplicados de modo generalizado, hasta el punto de que hoy día es común
una actitud taylorista respecto a los recursos humanos.
A
medida que la formación y los niveles cultural y económico de los trabajadores
fueron aumentando, al igual que la posibilidad de cambiar de trabajo, se
elevaron las tasas de absentismo y rotación, así como la insatisfacción
provocada por la ejecución repetitiva de operaciones simples. Si embargo,
muchos de los planteamientos tayloristas se encuentran aún presentes, y con
fuerza, en nuestras organizaciones.
Teoría
X – Teoría Y
Para Douglas McGregor son dos los enfoques
diferenciales con relación a las personas frente al trabajo: Teoría X y Teoría
Y
Teoría
X
Representaría
la concepción tradicional, apoyada en gran parte de los principios del
taylorismo, y basada en las siguientes suposiciones:
El
trabajo es una mercancía y como tal debe ser comprada, al igual que cualquier
otro material.
El
ser humano no está dispuesto al trabajo, evitándolo en la medida de lo posible.
En
consecuencia, con la afirmación anterior, la persona debe ser motivada mediante
incentivos externos y económicos.
Las
personas son incapaces de ejercer el autocontrol y la autodisciplina. Por
tanto, hay poner en juego todos los medios disponibles para llegar a un control
efectivo del trabajador mediante presiones y castigos.
Generalmente
los objetivos individuales de los trabajadores se oponen a los de la
organización.
Los
seres humanos huyen de la responsabilidad, no son ambiciosos y prefieren ser
dirigidos.
Son
resistentes al cambio, buscando la seguridad.
Las
organizaciones deben ser estructuradas y planificadas de manera que las
emociones y los aspectos imprevisibles de la conducta estén bajo control.
Para
McGregor, la Teoría X no aporta una visión realista del ser humano en la
empresa. Más bien describe el estado de las organizaciones a causa,
posiblemente, de su concepción de las personas frente al trabajo.
Podemos
observar como este punto de vista no es especialmente compatible con el
desarrollo de una gestión hacia la Calidad, al infravalorar al ser humano en su
papel de trabajador que es, en definitiva, quien puede hacerla efectiva.
Teoría
Y
Frente
a la Teoría X, plantea una visión alternativa de los seres humanos frente al
trabajo. Su conjunto de supuestos respecto a la motivación humana es:
El
trabajo, físico o intelectual, es tan natural como el juego o el descanso. La
persona media no tiene rechazo al trabajo, al contrario, puede disfrutar y
conseguir satisfacción con él.
El
ser humano puede dirigir sus esfuerzos hacia la consecución de objetivos de la
organización sin controles ni amenazas, ejerciendo el autocontrol.
El
hombre y la mujer medios, bajo ciertas condiciones, no solamente aceptan sino
que buscan responsabilidad. Huir de la responsabilidad es producto del
aprendizaje de cada uno, no es consustancial a la naturaleza humana.
La
imaginación, la creatividad y el ingenio son cualidades propias de la mayor
parte de las personas, pudiendo ser utilizadas para generar soluciones a los
problemas de la empresa.
Con
frecuencia, únicamente se utiliza un pequeño porcentaje de la potencialidad
intelectual del ser humano.
La
motivación, la capacidad de asumir responsabilidades, de dirigir los esfuerzos
hacia los objetivos de la organización y el potencial de desarrollo, está
presentes en todas las personas. La organización debe desplegar políticas que
permitan la concurrencia de las condiciones suficientes para que todos estos
factores se desenvuelvan.
La
dirección ha de facilitar las condiciones organizacionales para que los
objetivos personales sean compatibles con los de la empresa, provocando la
presencia de una armonización de objetivos. Esto no quiere decir que haya que
disponer las cosas de tal modo que la coincidencia entre los objetivos de la
organización y los personales sea total, algo que probablemente entrañaría una
enorme dificultad, pero sí habría que propiciar una coincidencia en un grado
crítico.
Con
seguridad que existirían menos problemas de motivación si las actividades
fueran más interesantes y exigentes. De esta manera el personal puede alcanzar
la satisfacción de sus propias necesidades, como el motivo de autorrealización.
Al
contrario que la Teoría X, la Teoría Y propone un estilo de dirección
democrático y participativo, aplicando una serie de ideas como las siguientes:
Descentralización
y delegación.
Ampliación
vertical y horizontal del puesto.
Participación
y dirección consultiva.
teoria
x teoría y
Implicaciones
de la Teoría X y la Teoría Y en la Gestión de la Calidad
Son
numerosas las implicaciones que, para los enfoques basados en la Gestión de la
Calidad, tienen cada una de estas teorías.
La
Teoría X:
Asume
que los empleados no tienen interés por la calidad. Por ello deben ser
controlados por la dirección, que aplicará incentivos económicos si son
alcanzados los estándares. En caso contrario, se utilizarán medidas
penalizadoras.
Para
facilitar el cumplimiento de las tareas, éstas se dividen en ciclos y
operaciones fáciles de ejecutar y de aprender. Los trabajadores no tienen mayor
intervención en el proceso.
La
Calidad es cosa de los directivos y mandos. Se alcanza mediante el diseño y
planificación de los procesos. El control de éstos y del personal que los
ejecuta.
Los
empleados no se contemplan como recurso y fuente de información para la mejora.
Se
enfatiza la función de control, más que la de prevención y autocontrol por
parte de las personas que llevan a cabo los procesos.
La Teoría Y:
La
dirección confía en el personal. Materializa esta confianza a través de la
delegación de un buen número de responsabilidades.
Los
incentivos económicos se utilizan, pero en menor grado que el liderazgo de los
directivos. Además, tiende a poner en práctica acciones de reconocimiento público
de los logros.
Se
cree que el personal puede ejercer autocontrol sobre las actividades y procesos
que desarrolla.
Considera
que los empleados pueden mostrar interés por hacer un trabajo de calidad.
Se
fomenta explícitamente la participación de los empleados en la obtención de
mejoras de la calidad.
En
principio, puede pensarse que la Teoría Y es más adecuada para la implantación
de la Gestión de la Calidad. Esto no quiere decir que, necesariamente, otras
organizaciones, con estilo propio de la Teoría X, fracasen y no consigan la
“aptitud de uso” de sus productos y servicios. Pueden darse casos en que ésta
se obtenga y que los resultados se ajusten a los estándares de calidad
establecidos. Sin embargo, en muchas ocasiones ello es debido a la presión que
se ejerce sobre su personal mediante medidas coercitivas y penalizadoras (como
la posibilidad de despido) ante el no – cumplimiento de los objetivos
delineados.
Pero
de esto puede desprenderse que, en organizaciones en las que no sea tan fácil
prescindir de trabajadores poco productivos, ciertas medidas o amenazas no
ejercerán su papel exitosamente.
Además
las medidas penalizadoras estimulan el cumplimiento de los mínimos
establecidos, como mecanismo de evitación del castigo, pero no permiten la
implicación en la mejora de la calidad por parte del personal.
Parece
que el camino más adecuado para motivar y poner en juego el máximo del
potencial del personal es pedir y recompensar mejoras individuales y de grupo,
reconocer explícitamente lo que está bien hecho y diseñar sistemas que
promuevan la aceptación de responsabilidades.
Fuente: Alteco
Muy buen contenido me ayudaste a comprender mas sobre las teorias X e Y las cuales en la actualidad son usadas por los lideres.
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